NoticiasReflexiones sobre el COVID19

Cuatro jóvenes buscan señal de internet en una zacatera para recibir sus clases virtuales

Por: Uriel Guevara

fotos: cortesía

Mirian Elena Rodríguez Umaña y sus hermanas Xiomara Nohemy, Josselyn Yasmín y Keysi Gissel se levantan muy temprano pese a la cuarentena; ellas ayudan en los quehaceres de su casa, en El Carbonal, un cantón apartado del municipio de Anamorós, La Unión.

Las jóvenes van al molino, hacen tortillas y también cocinan, luego del trabajo doméstico, todas se alistan con ropa cómoda y zapatos o sandalias, luego deben ir a buscar un lugar donde la señal de Internet les permita poder recibir sus clases virtuales, hacer y entregar tareas.

Para llegar al Carbonal se debe transitar por 20 minutos desde el casco urbano de Anamorós, por una calle tortuosa, casi siempre en mal estado; el tranporte colectivo es escaso y los vehículos que pasan son los pick up.

Para Mirian y sus hermanas, sobrellevar la carga académica durante la suspensión de clases por la emergencia a causa del COVID19 no ha sido nada sencillo.

Ellas, tienen que caminar unos 15 minutos desde su vivienda hasta una zacatera, pues ahí es el único lugar donde logran tener acceso a señal de internet y así poder resolver las tareas que les dejan los docentes.

Miran es estudiante de 5° año de licenciatura en Idioma Inglés de la Universidad de Oriente (UNIVO), dos de sus hermanas estudian en el Instituto Nacional Licenciada Cándida Asunción Reyes (INCAR) de Anamorós y la menor en el Centro Escolar Caserío Los García de Cantón Carbonal. Ellas aseguran que pese a todas las limitantes que tienen, hacen el mayor esfuerzo para cumplir con sus tareas.

“Con mis hermanas hemos traído una mesa y sillas para poder trabajar, sobre todo en las tardes que es cuando no afecta tanto el sol. Para mí es más complicado porque a veces me programan videoconferencias o ver vídeos y por la mala señal es complicado” comentó Miriam Elena.

De acuerdo a Internet World Stats (IWS), en El Salvador hasta 2019 el 57.4% de la población, es decir, 3.7 millones de usuarios tienen conexión a internet, lo que implica que un 42.6% aún no puede pagar estos servicios, probablemente la mayoría de los trabajadores informales y familias más pobres.

En la zona norte de la zona oriental los municipios fronterizos con Honduras y que aún se mantienen en la lista de los de mayor índice de pobreza, aún no tienen servicios como agua potable y el internet aunque llega a algunas zonas remotas, no es viable para las clases virtuales, comentaron.

“Con mis hermanas hemos traído una mesa y sillas para poder trabajar, sobre todo en las tardes que es cuando no afecta tanto el sol. Para mí es más complicado porque a veces me programan videoconferencias o ver vídeos y por la mala señal es complicado” Mirian Elena Rodríguez

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