Ya hace veintitrés años del angustiante paso de uno de uno de los fenómenos naturales más desastrosos que hemos vivido: el huracán Mitch, la comunidad de cantón El Cuco renació como el fénix, a pesar de la poca ayuda que lograron obtener de parte de los gobiernos municipal y central, la gente ha sabido reconstruir el comercio turístico en la zona.
Por: Alexander Rivera/fotos cortesía
“La noche anterior al treinta y uno de octubre (de 1998), dio inicio una catástrofe que como comunidad no olvidaremos, tenía mi hija apenas un año de edad, vivíamos en esos cuartitos que están ahora deshabitados” relató Lury Yamileth Chávez, residente de cantón El Cuco, Chirilagua, San Miguel, sobre la experiencia ante el huracán Mitch.
El huracán Mitch fue uno de los ciclones más poderosos y mortales; pasó por Centroamérica del 22 de octubre al 5 de noviembre, causó pérdidas materiales de miles de millones de dólares y se perdieron miles de vidas humanas.
Angela de López de cuarenta y un años de edad, también contó su historia: “y es que mire ese día los bomberos estuvieron presentes todo el día se supone que para prevenir una desgracia y al ver que todo estaba tranquilo ellos se fueron a eso de las seis de la noche, como que esperando estuvo la lluvia a que ellos salieran de aquí para dar inicio a la gran tempestad y es que como puede ver nosotros estamos a ras de arena, todo plan y ese día por la noche llovió como si el cielo se estuviera cayendo, las calles se inundaron de tal manera que en poco tiempo el agua nos llegaba hasta las pantorrillas…
Mi esposo preocupado porque aquí no había para donde salir, a nuestras espaldas el mar y la corriente de frente, toda la familia de mi esposo estaba reunida y preocupada al ver la correntada de agua que ya estaba metiéndose en las casas, como pudieron lograron convencer al suegro un señor criado a la antigua que no creía que iba a pasar nada y solo era otra llena más de esas que sucedían cada invierno, sin percatarse de lo que se nos venía…
Y es que no era cosa fácil a eso de las 10:00 de la noche de repente se comenzó a escuchar un gran estruendo, en la oscuridad porque la energía se fue, estábamos a oscuras, de repente pasó la vecina del final de la calle diciéndonos: ¡vámonos gente, que esto esta perro! haciendo alusión a lo que ella estaba viendo y por lo cual salió huyendo de la casa, es que comenzó a hacerse una cárcava de esas que solo se ven en la capital, el agua y su presión era tal que nos llegó a la cintura, las calles se comenzaron a hundir.
La presión del agua hizo que las tres principales calles se hundieran, todos corrimos hacia la casona de los Mazariegos, una casa de esquina que se encuentra en la entrada, cuando menos acordábamos iba saliendo toda la gente de la calle principal, mis suegros, cuñados e incluso Bobby un perrito de raza mixta, pastor alemán con dóberman, no lo quisieron dejar” relató.
“Teníamos que buscar refugio para pasar no solo la tempestad del agua, sino también huir del hundimiento de las calles” rememoró por su parte Miguel Contreras de sesenta y ocho años, quien vivía en la calle Dolores Castellón.
“Mi señora y yo solo veíamos pasar cosas en la gran correntada de agua, mira cipote, ahí pasaban mesas de madera, sillas y hasta animales que los llevaba el chiflón de agua, que era tan inmensa que nadie sabía que hacer, fíjate cipote, que Miguelito se fue con los policías a ayudar a evacuar gente.
La comunidad le ayudaba a las autoridades a evacuar a las personas y mira, es que hasta Chepe Plomo andaba sacando gente, él tenía un a lancha de madera, porque es que no se veía la calle del Esterito parecía que el mar y el agua lluvia se había unido en una sola; todos nos refugiamos en la casona de los Mazariegos y ese señor nos vendía café a tres colones, era lo único que tomábamos esa noche para mantenernos despiertos y con calor, porque ahí se veía un solo lago de agua” comentó.
Y es que para la gente del Cantón El Cuco, no fue fácil aquella noche, una noche que no se olvidará jamás en la historia, en dicha zona Mitch dejó un saldo de 11 personas desaparecidas y una familia completa sepultada en una casa a la altura del esterito.
Doña Angelita López, dueña de un comedor que ahora tiene más de cuarenta y dos años de servirle a los turistas de la comunidad también relató su experiencia con el huracán Mitch: “la pasamos feo para esos días, más que todo porque las calles se hundieron y parte de los corredores de las casas de las calles principales quedaron en el aire, si literalmente en el aire, porque se hicieron tres esteros en las que conducían hacia la playa con una profundidad de más de dos metros, y es que no fue nada fácil para nosotros salir de esa, el alcalde cuando vino a ver lo que había pasado algunas personas se acercaron y el reaccionó diciendo que para lo único que servía la gente del Cuco era para pedir.
Cómo cree que la pasamos, sin calle, las casas cayéndose y sin posibilidades de que nos ayudaran, porque por aquí pasó hasta el presidente de aquel entonces el señor Calderón Sol, vino entrada por salida y no volvió, entonces, como siempre hay un rayo de esperanza vino el señor Martin Zaldívar alcalde para ese entonces de San Miguel y habló con todos nosotros y se comprometió a cerrar los esteros causados por la tormenta, esperamos tres largos meses y se pudiera cumplir una promesa para comenzar a reconstruir nuestras casas y restablecer nuestros comercios, no fue fácil salir de ese desastre, pero Dios nos bendice y siempre nos ilumina de alguna manera” manifestó la comerciante.
“A pesar de las angustiantes horas pasadas aquella noche de octubre donde se perdió parte de nuestra comunidad hemos logrado sobrevivir y mantenernos firme para continuar con nuestras vidas de forma tranquila pensando siempre en mejorar para bien” afirma López.
A 23 años de haber dejado zozobra y pobreza en la zona, los habitantes de cantón El Cuco se han recuperado poco a poco y la zona ha vuelto a ser un polo de turismo, aunque aún falta mucho que solventar en cuanto a desarrollo de infraestructura y desarrollo humano, dijeron.
