China culmina un proyecto de 46 años para combatir la desertificación

China ha finalizado un ambicioso proyecto de reforestación de 46 años para frenar la desertificación y mitigar los efectos de las tormentas de arena, un desafío que sigue siendo crítico pese a los avances.
Por Anny Martínez
China anunció la conclusión de un «cinturón verde» de 3,000 kilómetros alrededor del desierto de Taklamakan, ubicado en la región de Xinjiang. Este proyecto, iniciado en 1978 como parte de la estrategia «Cinturón de Abrigo de los Tres Nortes», buscaba crear una barrera natural contra el avance del desierto y las tormentas de arena que afectan al país.
Desde el inicio del programa, se han plantado más de 30 millones de hectáreas de árboles, lo que ha permitido incrementar la cobertura forestal nacional al 25 % en 2023, un avance significativo frente al 10 % registrado en 1949. En Xinjiang, la cobertura forestal creció del 1 % al 5 % en cuatro décadas, según informes oficiales.
No obstante, el proyecto no ha estado exento de críticas. Expertos señalan que los índices de supervivencia de los árboles han sido bajos y que la iniciativa no ha logrado reducir significativamente las tormentas de arena, que aún afectan ciudades como Pekín. Zhu Lidong, funcionario forestal de Xinjiang, aseguró que los esfuerzos continuarán con nuevas estrategias, como restaurar bosques mediante el desvío de aguas y expandir redes forestales para proteger cultivos y huertos.
Pese a los avances, el 26.8 % de la superficie china sigue clasificada como desertificada, apenas una leve mejora frente al 27.2 % de hace diez años. Este fenómeno, agravado por el cambio climático, es una preocupación global, con impactos que podrían extenderse a regiones como Europa, donde países mediterráneos enfrentan riesgos similares, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Expertos destacan que, sin una acción coordinada a nivel global, la desertificación podría desatar crisis de hambre, migraciones masivas y retrocesos económicos en múltiples regiones. Aunque desafíos persisten, el caso chino demuestra que iniciativas locales, pese a sus limitaciones, pueden inspirar soluciones más amplias para enfrentar este problema.