Rey Carlos III y el papa León XIV protagonizan un histórico encuentro

El monarca británico y el pontífice oraron juntos en la Capilla Sixtina, marcando el primer gesto de unidad entre la Iglesia anglicana y la católica desde la Reforma del siglo XVI.
Por J. Chávez
Un hecho sin precedentes en 500 años se vivió este jueves en el Vaticano. El rey Carlos III de Inglaterra y el papa León XIV rezaron juntos durante un servicio religioso en la Capilla Sixtina, en el marco de una visita de Estado del monarca británico y la reina Camila.
El encuentro cobró un profundo simbolismo, ya que Carlos III es el líder de la Iglesia anglicana de origen protestante surgida del cisma con el catolicismo durante el reinado de Enrique VIII en el siglo XVI. Desde entonces, ambas Iglesias han mantenido relaciones marcadas por las diferencias doctrinales y los esfuerzos interreligiosos por el diálogo y la reconciliación.
El escenario de la oración conjunta fue la majestuosa Capilla Sixtina, bajo los frescos de Miguel Ángel y la imponente representación del Juicio Final. Allí, las dos máximas autoridades espirituales de sus respectivas Iglesias elevaron plegarias por la paz y la unidad cristiana, en un gesto que simboliza la voluntad de acercamiento entre Roma y Canterbury.
Los reyes británicos llegaron al Vaticano a las 10:50 de la mañana, atravesando el Arco de las Campanas. En el Patio de San Dámaso fueron recibidos con honores de Estado, incluyendo la interpretación del himno God Save the King por la banda de la Gendarmería vaticana y la formación solemne de la Guardia Suiza. La reina Camila, vestida de negro y con velo, acompañó al monarca en la ceremonia inicial.
Posteriormente, el papa León XIV sostuvo una audiencia privada con el rey Carlos III, mientras la reina visitó la Capilla Paulina. De manera paralela, el monarca británico mantuvo un encuentro con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, en el que se abordaron temas de cooperación y diálogo ecuménico.
El encuentro entre el pontífice y el soberano británico ha sido descrito por observadores como un paso significativo en la búsqueda de unidad entre la Iglesia católica y la anglicana. Cinco siglos después del cisma, el gesto compartido de oración abre una nueva página en las relaciones entre ambas confesiones cristianas, recordando que, más allá de las divisiones históricas, la fe puede seguir siendo un punto de encuentro.




