
El estrés es una de las principales causas del insomnio en la actualidad, afectando la calidad de vida de miles de personas.
Por M. Del Cid
Las preocupaciones diarias, el exceso de trabajo o los problemas emocionales generan un estado de alerta constante que impide al cuerpo relajarse al final del día. Sin embargo, además de técnicas de relajación, la alimentación puede jugar un papel clave en el proceso de conciliar el sueño.
Expertos en nutrición señalan que existen alimentos que contienen compuestos naturales como el triptófano, magnesio y melatonina, que favorecen el descanso. Entre ellos se encuentran el banano, los frutos secos, la avena, el pavo, la leche tibia y el té de manzanilla. Estos ayudan a relajar el sistema nervioso y promueven una sensación de tranquilidad antes de dormir.
Incluir estos alimentos en la cena o en una merienda ligera puede marcar una diferencia significativa en quienes sufren de insomnio leve o dificultades para descansar profundamente. Además, es importante evitar comidas pesadas, azúcares refinados, cafeína y bebidas energizantes durante la noche, ya que interfieren en el ciclo natural del sueño.
Especialistas recomiendan también establecer horarios regulares para dormir, reducir el uso de pantallas antes de acostarse y crear un ambiente propicio en la habitación, oscuro y silencioso, para mejorar los resultados de una dieta enfocada en el descanso.
Con pequeños cambios en la rutina y la incorporación de alimentos adecuados, es posible reducir los efectos del estrés y lograr un sueño más reparador, lo que se traduce en una mejor salud física y emocional.