Kevin Chavarría, el joven que convirtió los sorbetes artesanales en su camino al éxito.
Por Joselyn Orellana / F. Martínez
En las calles de Santiago de María, en el departamento de Usulután, es común ver a Kevin Chavarría recorriendo cada rincón con su carrito de sorbetes artesanales. A sus 5 años en este oficio, Chavarría ha demostrado que con esfuerzo y perseverancia se pueden alcanzar grandes metas.
Su historia comenzó hace cinco años, cuando trabajó durante un año para otro vendedor de sorbetes, donde aprendió el arte de su elaboración. Con esa experiencia, decidió independizarse y desde hace cuatro años lidera su propio negocio. Aunque inicialmente su camino estaba enfocado en la venta de panes, la vida lo llevó a este emprendimiento que hoy lo llena de satisfacción.
Kevin combina su dedicación con disciplina. Su jornada empieza a las 5:00 de la mañana elaborando los sorbetes con sabores tradicionales como fresa, tamarindo y coco, además de opciones con frutas de temporada como mango, melón, jocote, nance, marañón y melocotón. A las 9:00 a. m. inicia su recorrido de ventas hasta las 4:00 p. m., llevando su producto a distintos puntos de la ciudad. También recibe encargos para eventos, lo que ha impulsado aún más su emprendimiento.
Trabaja de lunes a sábado con un objetivo claro: establecer su propio local. Con entusiasmo, Chavarría expresa que lo que más lo motiva es la satisfacción de sus clientes al probar sus sorbetes. Además, envía un mensaje de inspiración a los jóvenes: “No se rindan, si tienen una meta en la vida, es motivo para seguir luchando”.
Kevin Chavarría es un ejemplo de perseverancia y pasión por su trabajo, demostrando que el éxito llega a quienes no temen esforzarse y perseguir sus sueños.
