Entrevistas

«No todas las plataformas tienen recursos suficientes como para poder asumir la presión  financiera que significa  hacer periodismo narrativo»

Carlos Martínez, especializado en Comunicaciones y Periodismo, desde hace siete años es periodista de Elfaro.net, en la sección de investigación llamada “La Sala Negra”.

                    Fotografías: Cristian Hernández

En la sección «La Sala Negra»  de el periódico El Faro, el trabajo es investigar la violencia en el Triángulo Norte de América Central, que consiste en comprender el fenómeno de las padillas, la MS 13 y la 18, además de los sistemas penitenciarios de la región; Martínez les da cobertura a la evolución y a los distintos matices de la misma.

Recientemente fue invitado para dar la conferencia sobre Investigación Periodística y Crónica, inaugurando asi la semana de Comunicaciones y la celebración del primer aniversario del periódico digital UNIVO News.  Martínez llegó con la sencillez que le caracteriza, contó sus «antes» de escribir crónicas, sus huidas para salvaguardar la vida, las veces que tuvo que viajar con los migrantes en la «bestia» en la frontera con México, para luego sentarse a narrar las vivencias con éstos; logró la empatía con los jóvenes, logró sobre todo animarlos a hacer buen periodismo, de investigación, crónicas.

UNIVO News conversó con él, esto fue lo que dijo:

¿Con que género periodístico se identifica más?

Lo que caracteriza a la sección en la que trabajo es el género de la no ficción, que es el periodismo literario o la crónica, es uno de los formatos que permite ser más profundos a la hora de explicar fenómenos.

Cuando escribe lo hace en primera persona, y siempre metafóricamente…

El periodismo narrativo tiene un propósito, no es solo escribir bonito, tiene como fin explicar cosas complejas  a través de experiencias, escenas, acciones y personajes en ese género en particular la presencia de la primera persona, es decir del periodista como protagonista, como sujeto presente en los relatos tiene el propósito de trasladar a través de los ojos de cronista al lector a la escena donde ocurren las cosas, de manera que, un periodista puede trasladar sus opiniones o sus sensaciones al lector, recreando ambientes, describir personas mas allá de una serie de datos, pero para esto es preciso el ejercicio de la empatía, la sensaciones que produce conocer  a una persona, dialogar, transcribir lo dicho, que  comentar la manera que fue dicho, donde, que tipo de relación se estableció entre esa persona y el cronista para que tenga todos los elementos y poder recrear ese momento tal como lo vivió la persona que estuvo ahí.

Además de hacer cobertura de pandillas, también narcotráfico…

He estado en coberturas de narcotráfico, de migración, de asesinatos extrajudiciales de parte de la policía, de víctimas de las pandillas, de pandilleros jóvenes, adultos y niños, y de las comunidades que sufren de este fenómeno.

¿Cuáles son los riesgos, la disciplina que se forja o el protocolo de

cobertura que tiene en cuanto a estos temas?

Esto requiere mucho tiempo, y la posibilidad de tener los recursos necesarios para permanecer la mayor cantidad de tiempo en contacto con lo que uno quiere explicar, es imposible pensar que uno será capaz de explicar algo si lo visita 15 minutos, si habla con una persona, eso te permite un nivel de profundidad muy básico, muy deficiente para explicar fenómenos.

¿Cuál ha sido el mayor riesgo que ha tenido como periodista?

El principal susto que tuvimos fue cuando estábamos en el sur de México, cubriendo a una familia de jóvenes que tenían que irse de El Salvador por amenaza de pandillas, cuando estábamos en un pueblo en el estado de Chiapas, nos hospedamos en un hotel y nos llamó un hombre que se identificó como el comandante 28, del Cartel de los Zetas, intentaron secuestrarnos y tuvimos que huir en un vehículo durante un día y una noche para llegar al aeropuerto de Chiapas.

¿Qué piensa de la libertad de prensa en El Salvador, existe?

Afortunadamente en El Salvador cosa que no ocurre por ejemplo en Nicaragua por los riesgos que se corren, a la hora de enfrentar o cuestionar al gobierno o en México por los riesgos que tiene darles cobertura a poderes estatales como el narcotráfico y la rampante corrupción que hay, que están matando a los colegas.

El Salvador no tiene actualmente un sesgo estatal y todavía los periodistas no somos objetivos primordiales del crimen organizado, yo creo que afortunadamente hay una enorme pluralidad de medios que se ha multiplicado gracias a internet  y que existe un sano ejercicio de la libertad de expresión.

¿Los medios de comunicación en general incluyendo la radio y la televisión tienen un sesgo en cuanto a la población en El Salvador?

El problema tradicional que se ha enfrentado los periodistas que trabajan en empresas mediáticas tiene que ver con los sesgos que vienen impuestos o vienen junto con la pauta publicitaria, es decir, son medios que viven de la pauta  publicitaria, o que son propiedad de determinado político  o cuya familia son propietarias tienen una tendencia ideológica que limita las posibilidades  periodísticas  de ser libre y poder decir de manera ecuánime  la verdad y luego es  complejo  conseguir los espacios en tiempo y los recursos necesarios para poder hacer periodismos narrativos, porque un periodista que se dedica  al periodismo narrativo  en realidad publica en el año  tres o cuatro  buenas crónicas ,  para lo cual demanda un montón de  tiempo,  recursos y mantenimiento, eso es caro somos consciente de que no todas las plataformas tienen recursos suficientes como para poder  financiar, o para poder asumir  la presión  financiera que significa  hacer periodismo narrativo.

¿Este sesgo podría cambiar si los medios estuvieran en poder de los periodistas?

No estoy seguro de eso, no conozco modelos, en El Faro casi todos los periodistas son propietarios, yo soy propietario, El Latino por otro lado es una cooperativa también de periodistas y El  Diario Latino es un periódico en extremo mediocre absolutamente parcializado  hacia la izquierda, yo no digo que escriban malas crónicas, si no que no saben donde poner una tilde,  o no saben que es una coma, entonces  que un medio sea propiedad de los periodistas  o la tenencia de un medio no necesariamente significa calidad o desprestigio para ese medio.

¿Qué piensa de Monseñor Oscar Arnulfo Romero?

Creo que Oscar Arnulfo Romero, es el salvadoreño que más admiro, porque resumió en una sola persona el esplendor de los valores más sublimes que un hombre puede reunir; no tanto su valentía, sino, sobre todo profunda compasión y sabiduría, su enrome y firme decisión de no vivir esta vida en una realidad o en un país haciéndose el loco, sino, de vivir el tiempo en el país que vivió asumiendo las responsabilidades que eso implica y sobre todo no pasar por ahí, sin tomar partido, siendo cobarde, sino, alguien que decidió vivir la vida del lado de los pobres, de los débiles, marginados y oprimidos pese a su cargo eclesiástico, Romero decidió dialogar con las madres de los desaparecidos, con los desplazados, con los torturados, por ello es una de las presencias más luminosas en la historia de El Salvador.

Es horrible habitar en el mundo sin intentar incidir en el, o al menos hacer un berrinche para que las cosas que me parecen incorrectas se sepan» Carlos Martínez, periodista

Sobre Carlos Martínez:

Periodista, con 15 años de experiencia como reportero, con publicaciones en medios de Colombia, México, España, Francia, Argentina, El Salvador, Guatemala y otros de circulación latinoamericana.

Sus trabajos han sido reconocidos en prestigiosos concursos periodísticos iberoamericanos y ha aparecido en uno de los dos materiales compilatorios de crónicas editado por la Fundación Nuevo Periodismo Latinoamericano, Lo mejor del periodismo de América Latina II (FNPI, 2008); en Antología de crónica latinoamericana actual (Alfaguara, 2012) y Crónicas Negras: desde una región que no cuenta (Aguilar, 2013).

Finalista del premio CEMEX- FNPI 2007, Periodismo Fernando Benítez 2008 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Premio Ortega y Gasset 2011 y parte del equipo que recibió el Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación IPYS 2013.

 

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